scars

martes, 29 de marzo de 2011

Cada vez que nuestro cuerpo comienza a sentir pequeños indicios del amor, nuestras neuronas comienzan a alborotarse, entrechocarse unas con otras. Sentimos la necesidad de llorar, aunque no sabemos realmente por qué; comienza el pensamiento de confusión aunque nuestros sentimientos son totalmente claro. Tememos a como puedan darse las cosas, a sentir el horrible rechazo, a terminar con un inesperado "corazón" roto, pero todo es tan esencial y está tan adentro de nosotros. Sabemos como nos sentimos, pero los primeros cinco pasos, son negarlos. El frenesí comienza a correr por nuestras venas cuando vemos a aquella persona que nos produce las primeras mariposas vomitivas, el sudor frío, el golpe de calor yendo desde nuestro estómago atravesando toda nuestra traquea atando un nudo en la garganta. Se nos escapan pequeñas sonrisas indeseadas mirando toda su figura, sentimos la (in)comodidad con esa personas; las estrellas brillan, la luna es cada vez más gigante, casi podemos tocarla con nuestros dedos, pero tememos acabarnos el oxígeno. Así se siente estar en el espacio exterior.



2 comentarios:

Lulú. dijo...

increiblemente cierto.

Mariana dijo...

ultimamente yo tambien ando confundida y exactamente como vos acabas de explicar todo eso