De pronto todas las voces decían mi nombre. Las luces brillaban, daban vueltas, se desvanecían, volvían a explotar en alucinaciones. Mi nombre no paraba de nombrarse, alzaba mi cabeza y nadie miraba. Alzaba mi cabeza y todos me miraban. Estaba sola, tan llena de gente, sentada contra la pared. Mi mente comenzó a dar vuelta, las voces no paraban, venían de todas partes. Mi cabeza comenzó a voltear hacia todos lados, las luces volvían a brillar, tenía cuello de lechuza, todos decían mi nombre, pero nadie me llamaba.
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